viernes, 10 de agosto de 2012

¡Apaguen el aire!

Las olas de calor en una gran ciudad serían muy soportables, si no fuera por el ejército de aparatos de aire acondicionado que llenan nuestras calles y patios. Sin pensar por un momento en procedimientos de refrigeración más baratos y mucho más eficaces, muchas personas sencillamente llegan a casa y “ponen el aire”.









Los compresores del sistema de aire acondicionado producen un tipo de ruido especialmente molesto, sincopado y resollante. También generan una nube de calor húmedo que invade las ventanas de los vecinos y convierte los patios de ventilación, por donde debería entrar el salutífero aire fresco de altura, en saunas de las que hay que protegerse cerrando las ventanas.

La solución más habitual ante esta agresión térmica y acústica del vecino suele consistir en instalar a su vez otro aire acondicionado, que a su vez hará la vida imposible al vecino más próximo. El resultado final son edificios que antes eran bastante fáciles de refrigerar mediante la captación de aite fresco en los patios de ventilación convertidos en colmenas herméticamente cerradas mantenidas a baja temperatura interior mediante docenas de ruidosos compresores que envuelven el edificio y a todos los que pasan cerca en una vaharada de calor.

Los vecinos tenemos derecho a descansar y a refrescarnos abriendo las ventanas y aprovechando las posibilidades de ventilación natural de los edificios. La reciente cultura de la refrigeración a base de compresor y fuerza bruta nos priva de esta posibilidad. No es sólo cuestión de ordenanzas municipales, sino de que a casi nadie se le ocurre que su salón a 19 ºC aniquila la calidad de vida de sus vecinos.

Por favor, apague su instalación. No la encienda salvo por prescripción médica. Descubra lo bien que funcionan ventiladores y corrientes de aire. Sea considerado con sus vecinos, y todos viviremos mucho mejor.

Jesús Alonso

Fuente texto: genteyhogaresSostenibles
Fuente imagen: acusticaweb