Hacer ejercicio diariamente y una alimentación
adecuada son las alternativas para lograr una buena calidad de vida. Por
salud, estética, deshacerte del estrés, dormir mejor y mantenerse joven, la
gente realiza ejercicio. Hacerlo en espacios abiertos o cerrados, no cambia la
acción, cambia cuando se completa con música.
Desafortunadamente, la música en lugares
cerrados como los gimnasios, se utiliza a un volumen demasiado alto a la
tolerancia de los oídos. Ante la exposición de música muy fuerte durante varias
horas, perjudica la salud y directamente la audición.
La Organización Mundial de la Salud (OMS)
ha establecido límites en el nivel de ruido ambiental de lugares cerrados,
considerando los 50 decibelios como el nivel máximo de ruido permitido. En los
gimnasios, entendidos como espacios pro-salud, se supera el límite del sonido
ambiental recomendable, llegando hasta los 85 decibelios. Lógicamente, estos
ruidos son generados por el uso de las máquinas en el área de pesas, la música
ambiental y el ruido que se genera de las clases de spinning, aeróbic, etc. Lo
anterior ha contribuido a que las personas que acuden a este tipo de lugares,
padezcan paulatinamente de enfermedades auditivas.
Un ejemplo muy claro, son las clases de spinning, que son clases con
bicicletas estáticas que se imparten en salones casi siempre cerrados dentro de
los gimnasios y con asistencia de entre 30 y 70 personas. Durante la clase de
spinning, se genera un ruido de 100 a 110 decibelios por la música, las
bicicletas e indicaciones del instructor, lo que supone unos 30 a 40 decibelios
por encima de los niveles máximos recomendados. El problema no es el volumen,
sino el tiempo en que se expone la gente a dicho ruido. Después de 1 o 2 horas
de práctica, el daño auditivo es evidente. Un sonido constante dentro del oído
(tinnus) o una sordera momentánea posterior a la clase, es una reacción normal
del oído, es decir, el reflejo de la alteración que ha sufrido la audición. Los asistentes a este tipo de clases son conscientes de estos efectos, notan la pérdida auditiva instantánea e incluso pitidos, pero no se proponen una solución hasta que prueban otro gimnasio en el que no ocurra este efecto.
Pero, ¿por qué el volumen es tan alto en los gimnasios? Por supuesto la música no se eleva de nivel para producir daños a nadie premeditadamente. El aumento de volumen está asociando con un mal o inexistente control de los parámetro acústicos de sala. Si en una sala de spinning hay demasiada reverberación, la música se escuchará de modo irregular en los distintos puntos de recinto y por tanto será necesario aumentar su intensidad para así enmascarar los sonidos reflejados indeseables y que el sonido llegue a todos los rincones.
Por todo ello es recomendable que los gimnasios tengan en cuenta las características acústicas de sus salas de clases dirigidas a la hora de realizar su diseño, pensando en el bienestar y la salud de sus clientes. La solución, aunque es relativamente sencilla y económica, es muy agradecida. La reverberación de la sala disminuye, y tanto los asistentes como el propio instructor tienen sensación de confort durante la realización de la clase y después de ella.
Fuente: Fundación Fesormex
Por todo ello es recomendable que los gimnasios tengan en cuenta las características acústicas de sus salas de clases dirigidas a la hora de realizar su diseño, pensando en el bienestar y la salud de sus clientes. La solución, aunque es relativamente sencilla y económica, es muy agradecida. La reverberación de la sala disminuye, y tanto los asistentes como el propio instructor tienen sensación de confort durante la realización de la clase y después de ella.
Fuente: Fundación Fesormex